Introducción
La educación especial ha pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia. La concepción
de discapacidad ha cambiado, a quienes la padecen, poco a poco se les ve menos como personas
anómalas o enfermas y más como personas con una condición diferente. Le corresponde a la sociedad
aceptarlos en su diferencia. En el caso de Cuba en la década de los 90 comenzó a considerarse como
la educación que atiende las Necesidades Educativas Especiales. En una entrevista a la Directora
Nacional de esta enseñanza, Beatriz Roque Morales realizada por Agencia Cubana de Noticias el 29
Abril 2021 se hacía referencia a que en estos momento en Cuba son atendidos 33 mil 639 educandos
con necesidades especiales en 338 instituciones y nueve centros mixtos, por unos ocho mil 681
logopedas, psicopedagogos, psicoterapeutas, psicólogos, maestros de apoyo, rehabilitadores visuales,
de orientación y movilidad, e intérpretes de lenguaje de señas.
Según la conferencia titulada “Actualidad y perspectivas de atención a niños con Necesidades
Educativas Especiales en Cuba” presentada en el Congreso Pedagogía 2015 en La Habana, hoy en
Cuba existen las condiciones necesarias para ofrecer la debida atención a los alumnos con esta
situación, mediante la utilización de un sistema coherentemente articulado que favorece la
escolarización masiva de cuantos precisan de los servicios de la Educación Especial y la adecuada
incorporación a la vida social y laboral como trabajadores activos de la sociedad con igualdad de
derechos. El autismo es una discapacidad que se considera dentro de las necesidades educativas
especiales y se calcula que, en todo el mundo, uno de cada 100 niños tiene autismo. Esta estimación
representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía considerablemente entre los distintos
estudios. No obstante, en algunos estudios bien controlados se han registrado cifras notablemente
mayores. La prevalencia del autismo en muchos países de ingresos bajos y medianos es hasta ahora
desconocida.
En Cuba hay 968 niños, niñas y adolescentes menores de 18 años identificados con autismo,
de ellos más de 440 están en enseñanza especial, y alrededor de unos 400 en escuelas de enseñanza
regular. Un niño con autismo puede tener dificultades en el lenguaje, en su comportamiento, en la
comunicación, en la interacción con los demás. Suele aislarse y no sigue instrucciones, es hiperactivo
y muchas veces manifiesta negatividad. La escuela lo ayuda a establecer rutinas, horarios; mejora sus
relaciones con sus amigos y adultos, le facilita y le enseña formas para comunicarse y socializar. La
causa del autismo es una predisposición genética que ejerce un impacto en el desarrollo cerebral antes
del nacimiento. Las señales y los síntomas aparecen de manera gradual, y sólo pueden ser
identificados del todo a partir del segundo año de vida, aproximadamente. El autismo se presenta en
diversos grados, abarcando un amplio espectro, y puede producirse con un nivel de inteligencia tan
alto como bajo.
Los que están socialmente aislados se comportan como si los demás no existieran. No acuden
cuando se les menciona por su nombre, no responden si les hablas, sus rostros pueden estar vacíos de
expresión, excepto cuando estallan en un acceso de furia, pena o alegría. Miran a través de ti, se
pueden apartan si lo tocas, no te rodean con los brazos cuando les abrazas y pueden pasar por tu lado
sin detener su carrera. Para el desarrollo del presente trabajo investigativo se asume el concepto de
autismo propuesto por Ruiz (2009) que además coincide con el planteado por la Asociación
Americana de Psiquiatría y que según este autor:
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo, un trastorno es un disturbio en el
desarrollo neurológico -presente desde la infancia del individuo- que se
caracteriza por las limitaciones en las interacciones sociales, de comunicación y
comportamientos estereotipados-repetitivos. Que puede tener como